EL MIEDO ES UN MAESTRO ATEMPORAL QUE SE PRESTA A UN FUTURO BRILLANTE
por Gillian MacBeth-Louthan
A medida que aumenta la propulsión y la velocidad de las energías, descubrimos que se activan todos los estímulos de nuestro patrón de miedos interior. Lo sentimos en la boca del estómago y atragantado en la garganta. Sentimos fluir la adrenalina por
nuestro cuerpo incluso mientras estamos sentados mirando una puesta de sol tranquila y pacífica puesta de sol.
El miedo marcha por nuestra mente tratando de penetrar en nuestro corazón yen nuestro día. Se da a conocer en todas sus formas visibles e invisibles. Apunta su espada oxidada a nuestros recuerdos, nuestras debilidades y nuestros proyectos actuales.
Sentimos que la incertidumbre surge en nosotros como un géiser, golpeando cada chakra mientras sale afuera a borbotones. El miedo sube hasta la garganta y no hay una verdadera razón para ello.
Cuando el miedo nace a la carte o naturalmente, accede a todos los puntos de nuestro
ser, excepto a nuestro corazón. Invoca cada pensamiento negativo como un grajo azul en vuelo; cada pensamiento parece ser obediente. Se acepta y adorna la negatividad ante la presencia acuciante del miedo. El miedo inmoviliza; pregúntenle a cualquier ciervo ante los faros de un auto. El miedo cierra de inmediato el chakra de la coronilla, manteniendo cautivos a todos los pensamientos de ahí en más como a un pez dorado en una pecera.
Aspiren sus miedos profundamente. Tomen al miedo de los cachetes y apriétenlos hasta que obtengan su atención plena. Mírenlo cara a cara. Ahora respiren más y más
profundamente desde su centro, desde la luz de su corazón, un lugar donde el miedo no puede habitar. Ahora contemplen a todas las vibraciones del miedo en su interior (hay muchos sabores y aromas de miedo) reunirse como un enjambre de abejas en un arbusto de flores dulces. Sostengan esa imagen concentrada con mucha firmeza dentro de su ser.
Ahora encojan y concentren esa misma imagen. Imaginen que una lluvia de la más bella luz y repleta de amor les da una buena cepillada a esos miedos. Visualicen que todos sus miedos (conocidos y desconocidos) limpiados a fondo revelan un centro brillante.
Ahora colóquense frente a ese centro brillante aspirando esa hermosa luz en lo profundo de su ser. Exhalen y vuelvan a aspirar una y otra vez hasta que estén repletos y la luz de lo que fueron sus miedos esté ahora dentro de ustedes.
Felicitaciones, acaban de trasmutar su desagradable, viejo, oxidado miedo en oro puro. El trasmutar el miedo nos enseña alquimia. (¿Adivinen cuál es la clase que estamos tomando todos en este momento?) El miedo es un maestro atemporal que se presta a un futuro brillante. Así que la próxima vez que descubran que el miedo golpea a su puerta (o la derriba), úsenlo como la herramienta de luz que nació para ser. Invóquenlo… concéntrense…
Mírenlo frente a frente… y transmútenlo en una oportunidad dorada.
nuestro cuerpo incluso mientras estamos sentados mirando una puesta de sol tranquila y pacífica puesta de sol.
El miedo marcha por nuestra mente tratando de penetrar en nuestro corazón yen nuestro día. Se da a conocer en todas sus formas visibles e invisibles. Apunta su espada oxidada a nuestros recuerdos, nuestras debilidades y nuestros proyectos actuales.
Sentimos que la incertidumbre surge en nosotros como un géiser, golpeando cada chakra mientras sale afuera a borbotones. El miedo sube hasta la garganta y no hay una verdadera razón para ello.
Cuando el miedo nace a la carte o naturalmente, accede a todos los puntos de nuestro
ser, excepto a nuestro corazón. Invoca cada pensamiento negativo como un grajo azul en vuelo; cada pensamiento parece ser obediente. Se acepta y adorna la negatividad ante la presencia acuciante del miedo. El miedo inmoviliza; pregúntenle a cualquier ciervo ante los faros de un auto. El miedo cierra de inmediato el chakra de la coronilla, manteniendo cautivos a todos los pensamientos de ahí en más como a un pez dorado en una pecera.
Aspiren sus miedos profundamente. Tomen al miedo de los cachetes y apriétenlos hasta que obtengan su atención plena. Mírenlo cara a cara. Ahora respiren más y más
profundamente desde su centro, desde la luz de su corazón, un lugar donde el miedo no puede habitar. Ahora contemplen a todas las vibraciones del miedo en su interior (hay muchos sabores y aromas de miedo) reunirse como un enjambre de abejas en un arbusto de flores dulces. Sostengan esa imagen concentrada con mucha firmeza dentro de su ser.
Ahora encojan y concentren esa misma imagen. Imaginen que una lluvia de la más bella luz y repleta de amor les da una buena cepillada a esos miedos. Visualicen que todos sus miedos (conocidos y desconocidos) limpiados a fondo revelan un centro brillante.
Ahora colóquense frente a ese centro brillante aspirando esa hermosa luz en lo profundo de su ser. Exhalen y vuelvan a aspirar una y otra vez hasta que estén repletos y la luz de lo que fueron sus miedos esté ahora dentro de ustedes.
Felicitaciones, acaban de trasmutar su desagradable, viejo, oxidado miedo en oro puro. El trasmutar el miedo nos enseña alquimia. (¿Adivinen cuál es la clase que estamos tomando todos en este momento?) El miedo es un maestro atemporal que se presta a un futuro brillante. Así que la próxima vez que descubran que el miedo golpea a su puerta (o la derriba), úsenlo como la herramienta de luz que nació para ser. Invóquenlo… concéntrense…
Mírenlo frente a frente… y transmútenlo en una oportunidad dorada.
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